No, Enemy no va de Donnie Darko, que 15 años después sigue igual
de majara.
Enemy en realidad es una historia muy simple, pero contada desde el
filtro surrealista que normalmente sólo perdonamos a David Lynch.
En Enemy a Jake Gyllenhaal le pusieron barba para que
pareciera mayor de lo que era en el momento de rodar la película, porque ésta
va de la crisis masculina de los 40. Ni más ni menos.
En sus clases, Adam (Jake Gyllenhaal) explica que “todo se
basa en el control” y que “la historia se repite, la primera vez es una
tragedia, la segunda, una farsa”. En la pizarra la palabra “control” está
subrayada.
Vive en un piso de mierda al que parece no haber terminado
de mudarse, pues aún está todo en cajas y duerme en un colchón tirado en el
suelo. Tiene una novia (Melanie Laurent) que le visita por las noches y se va
por la mañana. En las cajas tiene recuerdos de la vida de la que ha huido para
venirse a este piso, como una foto suya rasgada por la mitad (y donde
seguramente estaría la pareja con la que rompió para mudarse a esta nueva
vida).
De pronto, un compañero de trabajo le recomienda una
película. En el libro, el tipo saca el tema porque realmente se dio cuenta de
que Adam sale en ella, con intención de que éste le explique sobre sus
escarceos como actor de cine. Pero Adam no dice nada, simplemente se le queda
el título de la película y la alquila (en un videoclub donde suena la canción
“The Cheater”... el infiel).
En la película descubre a un actor que es igual que él:
Anthony Claire (Jake Gyllenhaal otra vez). Son dos gotas de agua. Físicamente,
porque cuando conocemos a Anthony nos damos cuenta de que es lo opuesto a Adam.
Hasta el punto de que hasta en gustos alimenticios son opuestos.
Y, además, nos enteramos de que ha sido infiel a su (embarazada)
esposa en algún punto del pasado. Ella está de seis meses, el mismo tiempo que
el recepcionista de la agencia de representación dice que no ve a Anthony
Claire.
Anthony y Adam acuerdan verse en un hotel y cuando ambos
hombres idénticos se encuentran lo más reseñable es que antes de marcharse Adam
le entrega un paquete que le dieron a él (creyendo que era el actor) en la
agencia donde fue a buscar la dirección de aquél. Este paquete, que
va dando vueltas de acá para allá toda la película, será la clave al final.
Lo siguiente que vemos: el actor empieza a perseguir (a
escondidas, lo que viene siendo stalkear) a la novia de Adam mientras éste va a
visitar a su madre, que le dice que se deje de tonterías de vivir en un
apartamento de mierda y se olvide de esas tonterías de ser actor. Vamos, trata
de meterle algo de sentido común en la cabeza.
Adam y Anthony tienen una confrontación, se enfrentan. Y el
actor le pide al profesor que le deje acostarse con su novia. Una sola vez. Y
luego lo dejará en paz.
Adam accede pero cuando Anthony se acuesta con su novia ésta
reacciona violentamente y todo desemboca en un accidente de tráfico.
Ahora hablemos de la línea de tiempo:
La historia de forma lineal es la siguiente:
Anthony es incapaz de afrontar su vida a los 40 (clásica
crisis masculina): estar comprometido con una mujer para siempre, haciendo un
trabajo que no le gusta... y decide romper con todo. Deja a su mujer, empieza a
hacer películas como actor, se liga a una chica (la escena del actor siguiendo
a la chica es realmente cuando se la estaba “trabajando” para ligársela) y se
va a vivir a un piso. Se convierte en “otro hombre”, incluso cambia su nombre
(de hecho, como actor firma sus obras con un nombre artístico). Pero cuando
su nueva novia descubre que aún está casado discuten desencadenando un accidente en el que la chica muere y él se queda con una cicatriz.
Después de esto, el sentido común vuelve a él, que regresa
con su esposa y ésta se queda embarazada.
Seis meses después “la historia se repite, la primera vez fue
una tragedia, la segunda, una farsa”. La crisis pugna por salir, la duda se
apodera de él, el doble vuelve a aparecer.
Pero aquí es donde llega la palabra clave: CONTROL. Él hace
lo posible por controlar a su “doble”. Lucha con él y tiene un enfrentamiento:
recordemos que el diálogo que mantienen ambos antes es “ensayado” por uno de
ellos ante el espejo... en realidad, siempre ha estado ante el espejo, pero en
su cabeza habla con su “otro yo”, el que pugna por liberarse de la “opresión” a
la que se siente sometido por su mujer, su trabajo, su vida en general.
Es como un niño, que juega con una caja de cartón pero “en
su cabeza” esa caja de cartón es un coche. Igual. Adam (o Anthony) habla
consigo mismo ante el espejo pero en su cabeza ese reflejo es otra persona. Si
has pasado por la crisis de los 40 sabes que esto es así casi al cien por cien.
Esa crisis nos divide en dos personas diferentes: la responsable que quiere
asumir sus responsabilidades, continuar con su vida junto a la persona que
ama... y la idealista que teme envejecer y se aferra como puede a una juventud
que ya nunca volverá.
Adam va a la casa del actor. Su casa, claro. Allí se
intercalan las escenas de él pensativo, claramente angustiado por sus
pensamientos, con la discusión y posterior accidente de coche del actor y la
novia. En realidad no son acciones paralelas. Adam está recordando el accidente
que sucedió hace seis meses y que le dejó la cicatriz en el torso. Y esto es lo que más le hace dudar. Aquello acabó en tragedia, ¿de verdad quiere repetirlo?
Su mujer sale y, sabiendo lo que le pasa, que ese otro lado
pugna de nuevo por salir, le pide: quédate.
Las llamadas del uno al otro al principio no son más que la
pugna del “otro yo” interior por salir de nuevo. De hecho, la primera vez que
Adam y Anthony hablan por teléfono su mujer le pregunta si está ocurriendo
“otra vez” pero él explica que no, ante la incredulidad de ella.
Por tanto la película trata un suceso pasado (la ruptura, la
mudanza de él, su flirteo con la interpretación, la novia, el accidente) como
muy presente ya que pugna por suceder de nuevo, pues el hombre vuelve a ser
atacado por la ansiedad y la angustia de la crisis de los 40. Recuerda su vida
como fue hace seis meses, cuando perseguía a la chica en el autobús hasta que
acabó ligándosela, cuando follaban juntos en su piso de mierda, cuando actuaba
en películas... pero al final decide quedarse.
¿Seguro?
Algo que hacía cuando se le fue la olla y abandonó a su
mujer era ir a un club nocturno con show de señoritas (y una vez incluso se
llevó al portero de su edificio). Le mandaban una llave por correo y con ella
podía entrar en el sitio donde se organizaban las orgías.
Y cuando al final parece que ya ha tomado la decisión de no
volver a hacer locuras, sentar de una puta vez la cabeza y aceptar sus
responsabilidades como el adulto que es... Descubre una llave que le llevaba
esperando en un sobre seis meses.
De nuevo, la tentación.
¿Y qué coño son las arañas?
Lo bueno de que la película esté basada en un libro es que
podemos recurrir a él en busca de respuestas. Aunque la cinta dista mucho de su
referente literario, en él hay un personaje que habla con el protagonista: su
sentido común. Sí, el sentido común es un personaje más de la novela... que no
aparece en la película.
¿Seguro?
Para acabar de entenderlo me encuentro esta entrevista al
director
http://www.elconfidencial.com/cultura/cine/2014-03-28/la-arana-que-escapo-de-la-cabeza-de-jose-saramago_108017/
donde dice esto:
"La araña representa la inteligencia. Yo soy el
principal responsable de la irrupción de la araña, aunque a algunos no les
pareció buena idea. Es un monstruo, pero debía reflejar un tipo de sabiduría e
inteligencia.”
En efecto, en el libro no hay arañas, pero sí el “sentido
común” o “la inteligencia” como la describe Villeneuve.
Muchos quieren ver en las arañas una representación de las
mujeres, pero no. De hecho, en la primera escena, las mujeres del club porno lo
que hacen es... pisar la araña. Matan el sentido común del protagonista. Es un
hombre que cae en la tentación, que se deja llevar por las pasiones y éstas
anulan su inteligencia. Las arañas pugnan por sobrevivir, pero de alguna forma
la tentación vence.
Aunque no siempre, el accidente marca el punto y final de su
aventura y su regreso al “sentido común”. Por eso, la telaraña en el cristal.
¿Y cuál es la reacción de la araña-sentido común? Miedo.
Y es que ya sabemos lo que el club sexual hace con el sentido
común de este hombre. Lo pisotea. Normal que tenga miedo.
De hecho, en la escena final el hombre no atiende la llamada
de su madre. Mamá, la gran araña. La voz de la razón.
Veamos todas las apariciones de arañas en el filme (por alguna razón, los vídeos incrustados en estos blogs sólo se reproducen en ordenadores, no en dispositivos móviles, sorry) :
La película comienza con una cita en pantalla: “El caos es
el orden sin descifrar”. Espero haberte ayudado a descifrarlo.
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