Antiguamente en los documentos de identidad había que poner “Profesión”. Afortunadamente ya no es así. No tendría ni idea de qué poner en ese espacio.
Cuando tengo que rellenar ese hueco, para Hacienda, alguna encuesta o lo que sea, normalmente mi trabajo se inscribe en el epígrafe “otras”.
Otras.
A eso me decido yo. A “Otras”.
En ocasiones me encasillan en “Profesiones liberales”. ¿Liberal en qué sentido? ¿Político? ¿Ideológico? ¿Sexual?
Pues sí, por lo visto soy un liberal. Y yo sin enterarme. Menos mal que a veces tengo que rellenar encuestas que iluminan mi vida.
¿Y a qué me dedico realmente? ¿Cuál es mi trabajo? ¿Qué hago yo para ganarme la vida?
No lo sé.
La verdad es que a veces siento que no me dedico a nada. Que no tengo ningún trabajo. Me paso la vida vagando de aquí para allá sin rumbo fijo. Nunca paro en el mismo sitio más de unos meses, a veces no llegan a ser ni horas. Hago algo e inmediatamente salto a la siguiente casilla.
Ahora ando preparando algunos pilotos para programas y series de televisión. Unos se harán. Otros no. También me han llamado para grabar un vídeo promocional de un Hotel. Y sigo con algunas cosas que colean desde hace algún tiempo: las dos películas, el video clip...
Unas cosas las escribo. Otras las dirijo. Otras no sé muy bien qué pinto en ellas.
Y, de vez en cuando, doy clase a gente que tiene la aspiración de acabar trabajando en lo mismo que yo.
En “otras”.
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