miércoles, 9 de septiembre de 2009

Y ahora, “Margaritas Empujonas”

A pesar de su título, tan ridículo como una comedia producida por Antena 3, Pushing Daisies es una de las propuesta más originales y sorprendentes que nos hayan ofrecido los americanos en su sobresaturada propuesta televisiva.

A riesgo de empacharme de series, intento estar al día de lo que producen, lo cual es imposible. Pero si una serie viene firmada por Barry Sonnenfeld, a ésa seguro que le encuentro hueco.

Y qué hueco.

Pushing Daisies es Sonnenfeld elevado a la enésima potencia. Sonnenfeld suelto, armado y peligroso. Esta serie hace que sus películas parezcan la obra de un señor “comedido” (¿pillas el juego de palabras con “comedia”? ¿has visto cómo van empeorando mis comentarios léxicos con los años? Pues tengo algunos chistes con la palabra tubérculo...).

Viendo esta serie cualquiera diría que tiene influencias de Amelie, de Mujeres Desesperadas... pero no, porque Sonnenfeld estaba ahí mucho antes. Sólo hay una influencia clara en esta serie, la de Barry Sonnenfeld. Punto.

Este excesivo cuento seriado que ya hubieran querido firmar los Hermanos Grimm narra la historia de un tipo que cuando toca a los muertos, éstos reviven... pero alguien cercano deberá morir a cambio.

El material ideal para la pizpireta cámara del antaño director de fotografía y desde principios de los noventa realizador de descomunal inmoderación y gusto por lo bizarro.

Cómo ser Barry Sonnenfeld

- La cámara no puede estar quieta ni un momento. Y el gran angular mejor no se lo quites ni para limpiarlo.
- Música a tutiplén. Ni un segundo sin música. Y si no puedes conseguir a Danny Elfman búscate a alguien que lo copie descaradamente.
- Ritmo descomunalmente rápido. No hay pausa. Todo se monta al ritmo de “El vuelo del moscardón”.
- La técnica de interpretación de los actores se basa, fundamentalmente, en “poner caras”.
- Al director de arte se le dirige así: “Quiero más”. Y cuando te dé más la siguiente instrucción es sencilla: “Más”. Y así sigues hasta que la cámara esté rodando el decorado... e incluso después.
- Colores básicos, intensos, saturados. Nada de grises: colores planos e identificables. No existe el salmón, sino el rojo. No existe el turquesa, sino el azul.
- Humor cartoon. La fórmula matemática sería Tex Avery + Robert Zemeckis x Terry Gilliam. Y todo ello elevado al cubo.
- Haz del cartón piedra (aunque sea pixelado) tu seña de identidad.
- Cuando creas que estás exagerando mucho es que te estás quedando cortísimo.
- Acaba de cualquier manera. Lo importante no es el destino, sino el viaje.

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