Pensarás que si no has visto aún Babadook mejor no leer este
post (nótese el uso del “aún” pues doy por hecho que la vas a ver... y si no,
¿qué haces aquí?). Y puede que estés en lo cierto, porque la voy a diseccionar
un poco; de modo que si eres de los que mueren con los spoilers (los americanos
son los reyes en eso de meternos su cultura por cojones no se sabe ni cómo, no conozco
ninguna palabra en español que pueda competir con “spoilers”) seguramente
acabarás odiándome. Así que, léase este artículo a discreción.
Últimamente no sé qué pasa que no hago más que ver obras
maestras. Mad Max, It Follows o la que ahora nos ocupa son películas que he
visto más de cinco veces cada una y en cada visionado descubro nuevos detalles,
nuevos matices, nuevas lecturas. Porque eso es, amiguitos, de lo que va el
arte. De hacer algo que trascienda el tiempo. Si la Gioconda te aburre la
segunda vez que la miras, no aguanta siglos colgada en una pared en París. Pues
bien, Babadook bien podría colgarse junto al singular cuadro de Da Vinci.
Palabra de friki.
Eso sí, voy a intentar ir al grano, ya que tiendo a
enrollarme y a abrir paréntesis dentro de corchetes para irme por las ramas,
cosa que espero no hacer en este post (aunque no sé si lo conseguiré (por ahora
estoy fracasando (mucho))):
Babadook trata el tema de la maternidad. El nacimiento de su
hijo supuso para la protagonista perder a su pareja, lo cual la traumatizará de
por vida y verá a su vástago como el causante/culpable de todo. Este sentimiento
(¿odio?) hacia su hijo irá creciendo y tomando una forma y un nombre concretos:
Babadook (en hindú significa, literalmente, “lástima por el padre”). Lo que
hace la película es concretizar y dar un nombre y una forma física (que ella
tomará del visionado de películas de Melies) al sentimiento desordenado que
hace que muchas mujeres asesinen a sus hijos. Esa locura insana dominará a la
protagonista, que a punto estará de rendirse y ceder (como la mujer de las
noticias que ella misma ve en televisión) aunque al final logrará “someter” al
monstruo.
No lo matará, porque a Babadook es imposible matarlo (como
dice el propio libro) pero lo mantendrá controlado. Eso sí, no sabemos si algún
día Babadook logrará soltarse de nuevo y la mujer acabará lo que empezó.
Las referencias cinematográficas en este filme son infinitas y
abarcan desde el amanecer del cine hasta prácticamente ayer por la tarde. La
directora demuestra un conocimiento y, sobre todo, un amor por este arte que engrandecen
su obra, convirtiéndola en un buen sumario de lo mejor del cine de terror de
todos los tiempos. Aquí algunos ejemplos:
Melies
Poltergeist
El exorcista
Ya habrás deducido que Babadook va de lo mismo que mi película
The Extraordinary Tale. En efecto, pero Babadook tiene infinitamente más
presupuesto, concretamente, diez veces más presupuesto. Y, por tanto, es diez
veces más buena. También puede ser, no lo descartemos, que Jennifer Kent tenga
diez veces más talento, pero eso no lo podremos confirmar hasta que yo no haga
una película con ese presupuesto y entonces sí, reconoceré que esta señora me
da mil vueltas (o diez, para ser más exactos).
Aunque ya lo sospecho, las cosas como son.
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