domingo, 4 de mayo de 2008

Sirenas

Y ahora que se acerca el verano, en pleno mes de mayo, entre estornudos y erupciones provocadas por la siempre puntual alergia (una de las pocas cosas puntuales en esta puñetera ciudad) todo se me viene encima.

Trato de salir adelante cargando con nueve proyectos distintos, pero el que cada vez más reclama por mi parte es el del estreno de mi primer musical de gran formato. Hace tiempo escribía (aquí mismo, por cierto) lo mucho que me fascinan los espectáculos musicales. Matizo ahora: como espectador. Levantarlos puede dejarlo a uno baldado.

Por lo pronto, hacen falta muchos hombros y no todos tienen la suficiente fuerza. Sí, unos buenos costaleros hacen falta para esto. Y yo, que sólo con cargar mi mochila ya me canso, pues hazte una idea.

Francamente, el musical –a fecha de hoy- pinta bastante bien. Se trata de una comedia muy divertida y el reparto promete... ya veremos si se cumplen las promesas. Ahora bien, escenografía, música, canciones, diseño de luces, construcción de decorados, ensayos... eso es una barbaridad de trabajo. Pero una auténtica barbaridad. Porque, para colmo, he aceptado encargarme de componer los temas instrumentales del espectáculo. Por si fuera poco la titánica tarea de dirigirlo, o sea, supervisar absolutamente todo lo demás.

Estrenamos dentro de un año aproximadamente. Llevo dos años trabajando en el proyecto y ahora que se acerca la recta final cada vez lo afronto con más estrés e interés al mismo tiempo. El compositor que se ha contratado me parece que puede hacer un muy buen trabajo y el elenco que finalmente ha quedado tras diez mil castings creo que también puede ofrecer mucho.

Ya veremos...

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