Esta semana se cumplen seis meses desde que tomé la decisión de abrirme una cuenta en una red social. Hasta ese momento yo abominaba de ellas, pero decidí darles una oportunidad tras leer al respecto y pensar que tal vez podría sacarle más provecho que los perjuicios que suponen.
De todas formas, sigo pensando lo mismo y ojalá no se hayan vuelto tan imprescindible para la comunicación y el trabajo diario en el mundo. Es como las compañías teléfónicas o los políticos. Los detestamos pero, ¿qué le vamos a hacer? Los necesitamos. Pues lo mismo. Esta gente se forra (tremebundamente) a costa de nuestros datos personales, con los que comercian sin pudor. Además del demostrado peligro para la privacidad que suponen.
Pero claro, si tienes en mente los límites en el uso de estas redes, pueden ser muy últiles, como ya todos sabemos. Por supuesto, jamás me daría por subir una foto mía (la que tengo es mi muñequito de los Simpsons) ni incluir información personal (para Facebook trabajo en la NASA)... aunque a veces es inevitable, ya que mucha de esa información es indispensable para abrirte una cuenta. Y, por qué no reconocerlo, enganchan tanto que cuesta no tener algún desliz de vez en cuando.
Al respecto, mi predilección va por Twitter. Mucho más inteligente, segura, directa e interesante que las demás redes actuales. Facebook es para ti y tus amigos (aunque a veces lo olvidamos) mientras que Twitter es una ventana al mundo entero. En teoría, tus chorradas de Facebook las compartes con gente de tu confianza. Ésa es la gracia de Facebook, usarlo de otra manera es no entenderlo. Twitter es un escaparate al mundo entero, donde cada tweet puede ser visto por cualquier persona en el mundo. Ésa es la gracia. Hacerlo de otra forma, es no saber usar Twitter.
Por supuesto, hay quien deja abierto su perfil y fotos e información personal de Facebook para todo el mundo... lo cual es muy divertido para los cotillas y curiosos y da más de un disgusto a esos usuarios despistados.
Twitter, por contra, debe ser abierto. Cualquiera debe poder seguirte (puedes bloquear gente pero eso de configurar tu cuenta para que apruebes o no a quién te puede seguir sólo hará que tu lista de seguidores no suba de la docenida, y eso con suerte). Y a cualquiera podemos seguir.
Luego están los que tweetean cada cinco minutos (¡o menos!). Esos son unos pesados. Te llenan el timeline de basura. O sea, un tweet debe ser un hito especial en tu quehacer diario. Y tweets como "estoy bostezando" (hecho real) sólo dicen que tu vida es tan poco interesante que un bostezo es digno de mención.
Eso sí, andar por las redes sociales suele ser completamente incompatible con tener pareja estable. Ahí lo dejo.
Por cierto, éste soy yo en twitter: @jose_f_ortuno. Nos vemos por ahí.
De todas formas, sigo pensando lo mismo y ojalá no se hayan vuelto tan imprescindible para la comunicación y el trabajo diario en el mundo. Es como las compañías teléfónicas o los políticos. Los detestamos pero, ¿qué le vamos a hacer? Los necesitamos. Pues lo mismo. Esta gente se forra (tremebundamente) a costa de nuestros datos personales, con los que comercian sin pudor. Además del demostrado peligro para la privacidad que suponen.
Pero claro, si tienes en mente los límites en el uso de estas redes, pueden ser muy últiles, como ya todos sabemos. Por supuesto, jamás me daría por subir una foto mía (la que tengo es mi muñequito de los Simpsons) ni incluir información personal (para Facebook trabajo en la NASA)... aunque a veces es inevitable, ya que mucha de esa información es indispensable para abrirte una cuenta. Y, por qué no reconocerlo, enganchan tanto que cuesta no tener algún desliz de vez en cuando.
Al respecto, mi predilección va por Twitter. Mucho más inteligente, segura, directa e interesante que las demás redes actuales. Facebook es para ti y tus amigos (aunque a veces lo olvidamos) mientras que Twitter es una ventana al mundo entero. En teoría, tus chorradas de Facebook las compartes con gente de tu confianza. Ésa es la gracia de Facebook, usarlo de otra manera es no entenderlo. Twitter es un escaparate al mundo entero, donde cada tweet puede ser visto por cualquier persona en el mundo. Ésa es la gracia. Hacerlo de otra forma, es no saber usar Twitter.
Por supuesto, hay quien deja abierto su perfil y fotos e información personal de Facebook para todo el mundo... lo cual es muy divertido para los cotillas y curiosos y da más de un disgusto a esos usuarios despistados.
Twitter, por contra, debe ser abierto. Cualquiera debe poder seguirte (puedes bloquear gente pero eso de configurar tu cuenta para que apruebes o no a quién te puede seguir sólo hará que tu lista de seguidores no suba de la docenida, y eso con suerte). Y a cualquiera podemos seguir.
Luego están los que tweetean cada cinco minutos (¡o menos!). Esos son unos pesados. Te llenan el timeline de basura. O sea, un tweet debe ser un hito especial en tu quehacer diario. Y tweets como "estoy bostezando" (hecho real) sólo dicen que tu vida es tan poco interesante que un bostezo es digno de mención.
Eso sí, andar por las redes sociales suele ser completamente incompatible con tener pareja estable. Ahí lo dejo.
Por cierto, éste soy yo en twitter: @jose_f_ortuno. Nos vemos por ahí.
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