domingo, 14 de febrero de 2016

Dario Argento

Este fin de semana me ha dado por Dario Argento, que hacía tiempo que no le echaba un ojo a sus cositas. Y, oye, qué maravilla. Si eres capaz de hacer el ejercicio de ponerte en la piel de un espectador de los 70/80, qué puta maravilla.


Porque, claro, todo su cine está ya más que superado, pero teniendo en cuenta la época en la que este mozo hacía peliculitas de miedo, lo que da miedo es su talento.

 

Su cine se enmarca dentro del género giallo (cine de terror italiano con una serie de características propias que no tengo ganas de enunciar aquí y ahora para no extenderme) del que fue su mayor y más popular exponente hasta que fue abducido, como suele ocurrir, por Hollywood, y ya se puso hacer cine de terror algo más convencional al otro lado del charco.


Su obra maestra, Suspiria, es digna de análisis, y es la primera que cayó en el visionado, pero lo curioso fue ver después Phenomena, una especie de remake americano del propio Argento. Comparar ambas películas es toda una lección de cine. Cómo coger un clásico italiano y hacer un remake descafeinado pero manteniendo altas dosis de talento narrativo. Si la primera, de 1977, no se cortaba a la hora de ser estridente y poner los símbolos en primer término (él mismo califica su cine de poesía, frente a la prosa de, por ejemplo, Pasolini) en la segunda, de 1985, además de ser todos muy guapos (como es menester siempre en el cine americano) todo es mucho más sutil hasta el punto de que la simbología del color es casi inapreciable. Pero ahí está.

 


Si Suspiria ya apuntaba rasgos del clásico relato del proceso de transformación femenina (de niña a mujer) en Phenomena lo lleva al extremo usando como plantilla el clásico cuento de Carrol (sí, otra vez) de Alicia.  


La villana cortando cabezas, la niña de blanco entrando en mundos subterráneos siguiendo a un animal (en este caso una mosca) o un teléfono (blanco) e intentando atravesar puertas diminutas o demasiado altas, entrando en el submundo en sueños (sonámbula), el espejo como puerta a la revelación... sin perjuicio de ahondar en la psique de estos procesos como son la muerte del padre (recordemos este tema como fundamental en otras películas de terror sobre la adolescencia como It Follows) o, por supuesto, el despertar sexual.

 


Si tienes una tarde libre y nada mejor que hacer, haz la prueba de ver Suspiria seguida de Phenomena. Te convalidan seis meses de dirección de cine.

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