miércoles, 11 de febrero de 2009

Títulos que despistan

Qué poco me gustan los títulos que despistan.

O sea, maldita la gracia de ese padre de familia que lleva a sus hijos a ver una película llamada “El cervatillo perdido” y se encuentra con una película bélica con todo tipo de tiroteos y vísceras salpicando la cámara. Y es que el padre del protagonista, cuando éste era pequeño, le contaba el cuento de “El cervatillo perdido”. ¡Un puto cuento del que se habla durante tres minutos en una película de dos horas le da título! Ah, que todo es una metáfora, que en realidad el protagonista es como ese cervatillo perdido. Qué conmovedor. Para conmovido el padre que se ha gastado una pasta (jo, qué caro está el cine) en llevar a sus tres hijos a la puñetera y conmovedora película y tiene que salirse a la quinta decapitación explícita en pantalla (aproximadamente en el minuto 2 de película).

Este ejemplo es inventado, pero a ver, ¿por qué puñetas se llama “La naranja Mecánica” esa película? ¿En qué momento sale una puñetera naranja en la película? ¿Y “La chaqueta metálica” en qué momento sale en la película? Ah, que es una metáfora (el entrenamiento hace a esos chicos inmunes a las emociones, como si les pusieran una chaqueta metálica que los aísla y bla, bla, bla). ¡Pues la gente no la pilla! Y la de la chaqueta casi mejor que no la pillen porque mira que es cutre.

“El guardián entre el centeno”, una gran novela. Tal vez de las mejores. ¿A qué viene ese título?

Las metáforas van por dentro del libro, no en la portada, por favor. Yo mismo he caído en la tentación más de una vez de llamar a las cosas por el nombre de otro. En Granada me llaman Paco, ¡y yo no me llamo Paco! (Lo digo en serio, por alguna extraña razón, la gente que conozco en Granada me llama Paco, cuando no es mi nombre). Pues lo mismo. La película se tiene que llamar por su nombre, no por el nombre de otro (por cierto, aprovecho para saludar a la maravillosa gente de Granada y decirles que, ¡yo no me llamo paco!).

“La guerra de las galaxias”, eso es un título. “El Padrino”, “Escondidos en Brujas”, “Regreso al futuro”, “Calabuch”, “Amadeus”... Kafka –el más grande novelista que haya pisado la Tierra- lo tenía claro: ¿de qué va la historia? ¿De un proceso? Pues ya está: “El Proceso”. ¿De una metamorfosis? “La Metamorfosis”.

Si pudiera volver atrás, reharía muchos de esos títulos que siempre van acompañados de un “¿por qué se llama así?”. Y llamaría a las cosas por su nombre, no por el nombre de otro.

Si la historia va de un tipo que es verdugo, así debe llamarse la película, “El Verdugo”, no “Aleteos más allá del subconsciente”. ¿Qué coño es eso?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

vaya tonteria de entrada...

Anónimo dijo...

pues a mi me ha precido divertida

Anónimo dijo...

Me ha resultado muy entretenida la lectura, como casi siempre...lo q no acabo de entender es el afán de algunos de entrar en blogs ajenos con el único propósito de criticar... y ni siquiera eso; resulta tan fácil (y mediocre) soltar un "no me gusta" o un "vaya tontería" sin pararse a explicar el por qué algo no convence. Por favor, todos podemos nutrirnos de una crítica, pero algunos estamos hartos de los comentarios malintencionados con los q alguien pretende reafirmarse en su esnobismo, sin más. Prefiero mil veces la ocasional pedantería de quien escribe y razona y tiene vocación de comunicar a los comentarios vacíos de quien no pretende más que tocar las pelotas. He dicho.

Anónimo dijo...

totalmente de acuerdo con SIEMPREANONIMO