Son los siguientes:
Dios: el gran demiurgo, el que marca la pauta de toda nuestra existencia, todo lo que podemos y no podemos hacer y aquello que debemos hacer.
Santa Claus: nuestros anhelos, nuestros deseos. Existen gran variedad de Santa Claus (desde el ratoncito Pérez a la Lotería Primitiva) pero todos

Ronald McDonald: el consumismo auspiciado por un liberalismo que, curiosamente, a pesar de ser más insostenible y peligroso que el marxismo, le ganó la partida a éste. En efecto, si vamos a Malasia podremos comer en un McDonald’s. Si vamos a Cuba no... pero claro, por eso es un país enfermo, pobre y donde vive El Hombre del Saco. Cuando podamos pedir un McMenú en la Habana, dejarán de ser los malos.
Mickey Mouse: el mundo del espectáculo (póngale usted su nombre favorito: fútbol, toros, cine, reality shows...). Lo importante es que estemos entretenidos, que no miremos fuera de la pantalla, no sea que no nos guste lo que veamos y tengamos otro mayo del 68. Pues le reto: retire un rato la mirada de la pantalla. Bah, ya sé que es incapaz. Cuando dejar de mirar una (la del ordenador, la del televisor), es para mirar a otra (la del móvil, la de la PDA).
Si quiero ser sincero, admito que de todos estos dioses mi favorito es Mickey Mouse. Al menos él me hace reír.
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