martes, 31 de julio de 2007

Los dioses de nuestra sociedad (año 2007)

Sustentamos nuestra existencia, todo lo que somos desde que nacemos hasta que morimos, en cuatro seres superiores. A ellos rendimos pleitesía, en ellos basamos nuestras acciones, en ellos nos miramos, a ellos aspiramos, a ellos veneramos. Y cuando morimos, lo hacemos pensando en ellos. Que ninguno de ellos exista no merma nuestra capacidad para adorarlos por encima de todas las cosas (por encima de nosotros mismos).

Son los siguientes:

Dios: el gran demiurgo, el que marca la pauta de toda nuestra existencia, todo lo que podemos y no podemos hacer y aquello que debemos hacer.

Santa Claus: nuestros anhelos, nuestros deseos. Existen gran variedad de Santa Claus (desde el ratoncito Pérez a la Lotería Primitiva) pero todos cumplen la misma función: conseguir que no nos cuestionemos el miserable presente que vivimos con la esperanza de un futuro mejor, repleto de regalos y risas (jo, jo, jo).

Ronald McDonald: el consumismo auspiciado por un liberalismo que, curiosamente, a pesar de ser más insostenible y peligroso que el marxismo, le ganó la partida a éste. En efecto, si vamos a Malasia podremos comer en un McDonald’s. Si vamos a Cuba no... pero claro, por eso es un país enfermo, pobre y donde vive El Hombre del Saco. Cuando podamos pedir un McMenú en la Habana, dejarán de ser los malos.

Mickey Mouse: el mundo del espectáculo (póngale usted su nombre favorito: fútbol, toros, cine, reality shows...). Lo importante es que estemos entretenidos, que no miremos fuera de la pantalla, no sea que no nos guste lo que veamos y tengamos otro mayo del 68. Pues le reto: retire un rato la mirada de la pantalla. Bah, ya sé que es incapaz. Cuando dejar de mirar una (la del ordenador, la del televisor), es para mirar a otra (la del móvil, la de la PDA).

Si quiero ser sincero, admito que de todos estos dioses mi favorito es Mickey Mouse. Al menos él me hace reír.

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