jueves, 23 de abril de 2009

In Teresa

Y ahora, voy a hablar de sexo.

Suelo dormir abrazado a una almohada. Me gusta esa posición. Por lo demás, duermo poco. O menos de lo que me gustaría, y sería deseable.

Es la frase que más me repiten:

Duermes poco últimamente, ¿verdad?

Sí, lo tengo tatuado en la cara. Supongo que alrededor de los ojos.

Pero, mira por dónde, no duermo poco últimamente. Llevo durmiendo poco toda mi vida. TODA MI VIDA.

No recuerdo la última vez que dormí ocho horas. Seguidas.

Algún sábado, quizás. Pero es mentira. Porque algunos sábados –quizás- me levanto tarde. Pero el viernes anterior estuve hasta las 4 o las 5 de la mañana despierto. Trabajando. O no trabajando. No sé. Sólo despierto.

Me cuesta dormirme antes de las 3. Aunque me haya levantado a las 6.

Sí, a veces me levanto a las 6.

¿He dicho a veces? Borra eso.

Me levanto a las 6:30 de la mañana una media de tres días a la semana. A veces más.

Bueno, y a veces menos.

Todo lo que aquí digo es verdad. Sí, es una regla que me impuse. Una de tantas. ¿Para qué me impongo reglas a mí mismo? Es absurdo, ¿verdad?

Es absurdo.

Pero hay reglas. En este blog, quiero decir. Y son estas:

- Nunca contesto a los comentarios.
- Debo escribir al menos un post al mes.
- Todo lo que diga será verdad.
- Nunca borro un comentario. Sea como sea.
- Evitaré en la medida de lo posible dar nombres reales de personas que conozca.
- A veces, si quiero, puedo romper las reglas.

¿Y todo esto para qué?

No lo sé. Supongo que, no sé, duermo poco.

Algunas consecuencias debía de tener, ¿no?

Y ahora, voy a hablar de sexo.

No hay comentarios: