jueves, 18 de febrero de 2010

Saving Private Ryan

Hoy quiero hablar de Salvar al Soldado Ryan.

Tras su espectacular comienzo, en el minuto 38 aproximadamente, se nos presenta a uno de los personajes principales: Timothy. Es incapaz de pegar un tiro. Es el “pacifista” del grupo, siempre buscando arreglar las cosas con el diálogo y la razón antes que mediante la violencia.

De hecho, cuando encuentran a un soldado alemán gracias a él sus compañeros no lo matan y por su mediación le perdonan la vida e incluso lo dejan escapar.

¿Y qué pasa al final de la película? Ese soldado alemán vuelve y asesina al protagonista, al personaje interpretado por Tom Hanks.

Es importante que sea ese soldado y no otro el que regresa. El espectador se pregunta si valió la pena haberle salvado la vida y no haberlo matado cuando pudieron. No es un enemigo cualquiera sino justo él quien regresa para matar al protagonista. Son muchas las elecciones que el alemán tenía, pero la que el guionista decide es la que le dicta el punto de vista de la película: “la guerra, aunque es horrible, es necesaria a veces”.

Es necesario matar cuando tienes la oportunidad o acabarás muerto. Asesinato preventivo. Guerra preventiva.

¿Quién aprende esta premisa en la película? El espectador a través de los ojos de Timothy.

Timothy es nuestro alter ego en la pantalla. Nosotros somos como él, preferimos arreglar las cosas sin disparar. Pero al final, Timothy aprende la lección: apunta al soldado alemán con su arma... y lo mata.

Arrepentido de no haberlo hecho cuando pudo (eso le ha costado su mejor amigo), Timothy se da cuenta de que a veces es necesario matar.

Por supuesto, TODO, ABSOLUTAMENTE TODO en una película está pensado para apoyar lest premisa. CADA DECISIÓN que toma el autor: cada personaje, cada giro argumental, cada peripecia... está al servicio de esta gran pregunta: ¿qué estoy contando?

En Salvar al Soldado Ryan, cada escena, cada detalle está ahí demostrando la idea de la película, su filosofía, su pensamiento. Veamos algunos otros ejemplos en los que esta película subraya sus tesis:

Uno de los soldados sólo necesita un disparo para matar a enemigos apostados a gran distancia y ocultos. Pero, ¿qué hace antes de disaparar? Rezar. Se encomienda a Dios. Y Dios no le falla. Cada vez que se encomienda a Dios, la bala llega a donde él quiere sin margen de error. Dios está de su lado, del lado de los que disparan.

Toda la película se basa en encontrar a Ryan para sacarlo de la guerra pero, ¿que sucede cuando lo encuentran? Que Ryan no quiere abandonar la guerra. El personaje más íntegro de la historia (al final se preguntará “¿he sido un buen hombre en al vida?”) siente que su sitio está allí, matando enemigos por una buena causa.

Porque la guerra, aunque es horrible, a veces es necesaria. O al menos, eso es lo que postula Salvar al Soldado Ryan.



Éste es el final de la película, en el minuto 5:00 vemos cómo Timothy ha aprendido a lección. Tras toda una odisea sin disparar ni una vez, defendiendo el diálogo y la no violencia, finalmente mata a sangre fría a un hombre desarmado, el mismo que hacia la mitad de la película defenmdió ante sus compañeros para que no lo asesinasen. Por no haberlo matado cuando pudieron, pagaron un precio. Timothy no volverá a caer en ese error...

Podemos estar o no de acuerdo con el mensaje (seguro que Bush lo está) pero en esta película es claro y contundente.

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