domingo, 4 de julio de 2010

Reencarnación

Como en los tiempos que corren es de muy mal gusto no creer en dios, dejémoslo en que soy un creyente disoluto, es decir, no termino de decidirme por cuál dios creer, si Yaveh, Alá, Buda o el Euro, aunque éste último es el único al que he visto obrar milagros, tales como la multiplicación de los panes, los peces y los serranitos de pollo (con pan integral, como se lo oí pedir el otro día a una muchacha en un homenaje a la supina estupidez).

Así, como un creyende devoto más, la creencia en dios viene acompañada de la creencia en otras grandes sandeces tales como la vida ultraterrena -donde si eres bueno (esto es, puedes quemar vivas a señoras acusándolas de brujas pero no puedes faltar el domingo a misa) vas al cielo y si eres malo (esto es, si usas condón) vas al infierno- o la reencarnación.

Y dado que ahora, por todo este absurdo proceso que acabo de exponer, creo en la reencarnación, he aquí un listado de seres en los que me gustaría reencarnarme dado el caso de que al final todo este rollo resultase ser cierto:

Terry Gilliam

Más que nada, ser Terry Gilliam debe ser como un gran despropósito neuronal, un viaje en montaña rusa por un periódo de varias décadas. Por tanto, algo muy, muy divertido.

Jesucristo

A mi edad ya estaba muerto, el pobre, pero claro, es lo que tienen las estrellas de rock, que mueren jóvenes después de una vida llena de exceso. Él y su banda (para mi gusto, doce miembros eran demasiados, lo justo hubieran sido cinco, como los Beatles... será lo primero que arregle cuando me reencarne en él) la liaron parda allá donde iban, dando recitales donde se acumulaban más fans que en los conciertos de los Rolling. Aunque sus letras eran algo naífs, pegaron tan fuerte que todavía a día de hoy la gente se las sabe mejor que las de Rosa León. Y María Magdalena, la Courtney Love del momento, sin duda fue la tipa más envidiada por las grupies de la época.

Enrique VIII

Ser capaz de cometer actos abominables y que nadie se atreva ni a toserte las barbaridades que se te ocurren hacer sólo este señor y Álvaro Saenz Heredia han tenido la suerte de vivirlo.

José María Aznar

Más que nada, por curiosidad. Me encantaría saber si este señor de verdad es así, o se lo hace.


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