lunes, 15 de febrero de 2010

Recuerdos Infantiles: Superman IV

De niños nos gustaban unas películas que con los años parecen que se han estropeado. Pero las películas son las mismas, nosotros hemos cambiado.

Eso me pasa con “Superman IV”, una película que de pequeño tenía grabada en mi cinta VHS del vídeo comunitario y veía todos los días. Ahora, como adulto o señor mayor que soy, la veo con una mezcla de nostalgia y repugnancia.Repugnancia porque, ¿has visto “Superman IV”? Salvo que la hayas visto en estado de embriaguez (de mucha embriaguez) no habrás podido pasar de los primeros ¿5?, ¿10?, ¿2? minutos. Así que aquí va, que te la cuento yo que me la sé de memoria debido a mi falta de criterio infantil.

En contra de lo que parezca, la película no la produjo la Troma, sino la Canon, que eran del mismo palo.

Supongo que el Sr. Reeve se calló del caballo al ver el resultado de la bochornosa cinta para la que se había dejado disfrazar por última vez de Kal-El (sí, Nicolas Cage nombró así a su hijo, ¿qué culpa tiene la criatura de que a su padre al final no le dieran el papel a favor del imberbe muchachuelo que le entró por el ojo al señor Singer?).Ni que decir tiene que su director después de esto no tuvo el más brillante porvenir, de hecho, por menos de esto sientan a reos en la silla eléctrica en aquel país.

Pero vamos por partes. Te cuento de qué va la cosa:

Después de su buena acción del día, salvar a un cosmonauta ruso que se pierde por el espacio (lo cual nos permitirá ya hacernos una idea de los lamentables efectos especiales que nos esperan), Clark Kent vuelve a su Smallville natal a recordar viejos tiempos.

Por cierto que también en esa primera escena nos damos cuenta de que el traje de Superman ha empeorado bastante y si ya de por sí es ridículo en este caso detalles como la S amarilla de cartulina recortada pegada a la espalda nos hacen pensar que el presupuesto de la película (17 millones) se fue en coca para los guionistas y nos les llegó para un sastre en condiciones. ¿Tanto trabajo costaba recortar bien la cartulina de la espalda?

Mientras tanto, Lex Luthor se escapa de... de esto:

Atentos a las pintas de los presos, que parecen sacados de un cómic de Lucky Luke más que de una franquicia multimillonaria.

Hay que esperar a la de Singer para que Luthor tenga un aspecto mínimamente digno. Aquí de nuevo está sobreactuado y a base de chistes malos consigue irritarnos en cada escena que sale. Se supone que Luthor es calvo pero usa pelucas, ¡pero vaya mierda de pelucas! ¡Con la coronilla calva!

Total, la forma de escapar de Luthor es tan chusca que no merece ni mención. En esta película cuenta con la colaboración de su sobrino y sólo faltaría un “mini yo” para completar una parodia de “Austin Powers” aunque con mucha menos gracia.

Como todos sabemos Superman es un gafe y allí donde va los aviones se estrellan, los niños se caen cataratas abajo... o en este caso el conductor del metro tiene un ¿ataque? y el vehículo rueda sin control por el subsuelo de Metrópolis. En esta escena sin sentido (¿alguien me puede explicar qué coño pasa en ella?) de nuevo los de efectos especiales se lucen con un croma mal iluminado (Superman está descolorido en todos los planos en los que vuela), dimensiones mal calculadas (Superman a veces es un gigante, otras un enano)... el “Superman” original, rodado diez años antes tenía efectos mucho mejores. Vamos, es que el hombre del tiempo de la época tenía un croma mucho más digno.

Total, que Superman echa un rayo eléctrico con el pie (?) sobre la vía (??) y el tren se para (???). Justo en el plano siguiente vemos al conductor perfectamente erguido conduciendo el tren tranquilamente pero un segundo después vuelve a estar desmayado. Cosas del raccord.

Por cierto, atención a los figurantes sobreactuados...

Total, Clark, después de su jornada gafe de costumbre sembrando el pánico allá por donde pasa, descubre que en el trabajo tiene una nueva compañera: Lacy Worfield, interpretada por Mariel Hemingway, que atención a las pintas que me trae:

En un lamentable intento de hacer crítica sobre el periodismo amarillo resulta que ella y su padre vienen a hacer que el periódico venda más mediante el sensacionalismo. Vale, te compro la idea siempre que no la escriba un chimpacé borracho, pero no fue el caso. Porque, ¿cuál es la sutil idea para vender más periódicos? Poner tías en bolas en la portada. Muy fino, sí señor.


Por supuesto, Clark que aunque de Kripton tiene las mismas necesidades que un semental de 16 años, aprovechará su personalidad bipolar para salir con dos tías a la vez, a lo “Two Much”: con Lois Lane (que sigue igual de pava, si no más, que anteriores entregas) y con Lacy. Ya ves, y parecía tonto el Clark Kent.

A todo esto un niño escribe una carta a Superman para que salve el mundo de la guerra nuclear. Y Superman, como Aramis Fuster, sólo hace estas cosas si se lo piden, así que cuando le llega la carta del niño decide ponerse con el tema éste de la paz mundial (lo cual es un fastidio, porque apenas le queda tiempo entre tirarse a una tía y a otra).

Atentos a la sutileza de la tipa recibiendo a Clark en su despacho:

Mientras, los malos de chiste necesitan tomar una muestra del ADN de Superman. Aquí es donde se nota la mano de los guionistas porque hay que esmerarse mucho para encontrar la manera más ridícula de conseguirlo: van a un museo donde hay expuesto un pelo de Superman sosteniendo una bola de 1000 libras. Sé que pesa eso porque la bola de nuevo parece sacada de un cómic de Lucky Luke, atento:

¿Y cuál es el elaborado plan para hacerse con el susodicho pelo? Ríete tú de los 11 de Ocean (o de los 12 o de los 13): romper el cristal con unos alicates y con ellos mismos cortar el pelo. Sí, lo has leído bien: el súper pelo de Superman que sostiene la bola de 1000 libras de peso se corta con unos alicates.

Total, que Superman decide acabar con la amenaza nuclar pero antes se da un garbeo con su choni número 1, Lois Lane, a la que se lleva de paseo volando. Y (otra vez) le confiesa que él es Superman y (otra vez) ella sufrirá otro ataque de amnesia (no me extraña que Margot Kidder acabara en un psiquiátrico) y no recordará nada de nada.

El paseo volando es una nueva oportunidad para disfrutar de cromas con halos azules alrededor de los personajes, descoloridos y demás lindezas que hasta con el Paint de un 386 hubiesen quedado más finas.
Para lograr la paz en el mundo se va a las Naciones Unidas, presidida por esta pandilla a la que pilló aún sin haberse cambiado del Carnaval:


Allí dice que se va a cargar todos los misiles del mundo. ¿Y cómo lo hace? Se va al Leroy Merlín a comprarse una red gigante de las de guardar misiles atómicos (en la sección de caza y pesca las hay muy apañadas) y dentro mete todos los misiles del mundo:


Mira qué mona la red. Total, ¿y qué es lo más lógico que se hace con ese montón de misiles? Tirarlos al Sol. Obviamente, lanzar una cantidad ingente de armas nucleares al Sol resultaría en una reacción que probablemente extinguiría cualquier atisbo de vida sobre nuestro planeta. Pero claro, en esta peli no pasa nada de eso.

Mientras, Luthor sigue con su elaboradísimo plan. El ADN del pelo de Superman que robó con aquel plan tan ingenioso lo quería para esto: crear un malo maloso con sus mismos poderes. ¿Cómo? Atentos: usando los componentes de la caja de “Mi primer laboratorio” que se comnpra su sobrino en Toys R Us crea un compuesto que al reaccionar con el sol dan lugar a un tipo con los poderes de Superman. El laboratorio donde hace esto no tiene desperdicio, con sus probetas echando humos de colores al más puro estilo de la Bruja Avería.

Por cierto, espectacular es el detalle de los guionistas (o de quien sea que se le ocurrió tal bizarrada) de meter un trozo de tela amarilla en el compuesto. ¿Para qué? Pronto lo sabremos.

Este compuesto de Cheminova se mete en un misil que Superman lanza contra el sol y ¡voilá! Del Sol sale el malo de la película. ¡Y ya vestido y todo! ¡Para eso era el trozo de tela amarilla! Y tiene hasta su N en el pecho (de Nuclear Man).

O sea, metes en una caja: un pelo de Superman, un montón de tierra negra, un trozo de tela amarilla, lo lanzas contra el Sol y ya está, tu propio Hombre Nuclear casero.

Y el Hombre Nuclear es para verlo: parece un Loco Mía que se quedó dormido en la cama de Rayos Uva. Su mayor poder es que tiene las uñas largas (lacadas, claro, como buen mariquita de Loco Mía) y por ellas lanza rayos nucleares o te araña de mala manera. ¡Toma ya!

La interpretación del buen hombre es también de museo: menos mal que aparte de gruñir y poner cara de palurdo, poco tiene que hacer el pobre.

Total, que tras un par de patéticas escenas que pretenden pasar por cómicas pero que acaban resultando tristísimas, llega el enfrentamiento entre Superman y Nuclear Man.

Nuclear Man es definitivamente el más mariquita de los malos malosos porque en vez de enfrentarse directamente a Superman decide irse por el mundo rompiendo cosas. Así de malo es.

Primero se va a la China sin venir a qué a romper la Gran Muralla. ¿Por qué? Y yo qué sé las neuras que les entra a los Hombres Nucleares, pero es ver una Muralla China y la tienen que romper.

Por suerte llega Superman y usa un poder que todos conocemos de este súper héroe: el Rayo-albañil. O sea, echa un rayo y en los agujeros que ha hecho el malo maloso en la Muralla aparecen ladrillos de la nada. Por eso en Kripton el trabajo de albañil está tan mal pagado, cualquiera se hace un adosado con dos rayitos de nada.

Total, después de esto y también sin venir a qué el malo hace erupcionar un volcán, que Superman tapará cortando la punta de una montaña y usándola como “tapón”.

Joder, la película se va superando a sí misma. Sigamos...

Tras esto, el malo sigue pasando de Superman y dedicándose al vandalismo puro y duro. Ahora se va a una cutre maqueta de la Estatua de la Libertad para cargársela, y cuando Superman va a salvarla, ¿qué estrategia usa el villano en su ataque? Arañarle el cuello. Lo peor de todo es que esta técnica, aprendida de Nuria Bermúdez, le da resultado y Superman yace heridísimo.

Total, elipsis y Superman está en casa enfermito. Las pintas que tiene son tremendas, parece que se va a morir...

Pero tranquilos, sin venir a cuento en la siguiente escena vuelve a estar listo para pelear con el marica de los Loco Mía.

Tras una serie de desaguisados en los que no me extenderé (todos de la misma calaña de lo visto hasta ahora) Superman encierra al malo en un ascensor y se lo lleva a la luna. Y allí lo deja. Como es de suponer para ti y para mí (pero no para Superman) el malo acaba saliendo del ascensor.

Por cierto, que esto es la Luna. ¿Ves las cortinas negras de fondo? Y yo que no sabía que en la Luna había cortinas. Cuánta ignorancia la mía.

Seguimos en la Luna donde tiene lugar la batalla final.

Por cierto, otro detallito: los cables que sujetan a Superman, totalmente visibles durante toda la película. No sé si prefiero esto o el croma de tele local de pueblo.

Total, el malo escapa y Superman se tiene que pelear con él ahora ya sí en serio. En la Luna con cortinas se lían a arañazos y pedradas los dos chavalotes. La pelea es digna de patio de instituto entre la Yesi y la Vane y se complementa con pisotones, cabezazos y patadas en la entrepierna.

Eso sí, lo peor que hace el malo es tirar al suelo la bandera Yanki, y eso sí que mosquea a Superman, que coge la Luna por banda y la saca de su órbita (misiles al Sol, ahora esto, ¿seguro que la mayor amenaza a la Tierra es el de Loco Mía y no el cazurro éste con los calzoncillos por fuera?) para que deje de darle el Sol al rubiales y así quitarle su poder.

Y para colmo de males, coge al Hombre Nuclear y lo mete en una chimenea de una planta nuclear.

Vamos, eso por si el planeta todavía tenía dudas de quién es su mayor amenaza.

Me he saltado un detalle, en medio de la pelea entre ambos el malo secuestra a la chica nueva del periódico y se la lleva al espacio. Pues bien, la chica se pasea tan ricamente por el espacio sin necesidad de traje ni nada. ¡Es que el casco la despeina!

Total, y así acaba Superman con el malo. Y así acabaron los actores con sus carreras. Al que hacía de malo no se le ha vuelto a ver el pelo en una pantalla, Margot Kidder acabó en un psiquiátrico, Muriel Hemmingway no levantó cabeza (¿alguien recuerda alguna película de ella posterior?) y el pobre Christopher Reeve, en fin, que en paz descanse.

La película, por supuesto, fue un batacazo brutal y supuso el fin de la franquicia hasta que muchos años después Brian Synger la desenterró (sin demasiado éxito, por cierto).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy Bueno el comentario que hiciste de la pelicula. De niño fui fanatico de esa pelicula, vi la 1,2,3 y habia visto el avance de superman 4 para el cine en la television. Siempre esperé esa pelicula pero en la television no la pasaron nunca, hasta muchos amigos no me creian que existia esa pelicula. Hace una semana por casualidad me acordé de la pelicula y la baje de internet, la grabe en un dvd y en la noche me puse a mirarla tranquilo, mi alegria no podia ser tanta!!! esperar 25 años para ver esa pelicula, mi anhelada pelicula...Mientras veai la pelicula empece a notar esos defectos que vos decís en el film, hasta yo no podia creer los malos efectos que tenia y pensaba bueno a lo mejor es porque es tan vieja, es asi ¿ pero como podria ser? si las 3 primeras no se notaba esa decadencia y ese guion tan mal elaborado. Mientras veia la pelicula bostesaba hasta que termino la pelea en la luna, ya no tenia ganas de seguir viendo asi que me fui a dormir con una decepción terrible. HOy vi tu analisis de la pelicula y me gusto, que aunque superman era mi idolo de la infancia lo que decis es cierto, muy mala pelicula. Saludos

Ortuño dijo...

Por tu forma de escribir deduzco que escribes desde el otro lado del Atlántico. Ya ves, compartimos a ambos lados del charco el mismo gusto por los héroes hormonados aunque no tanto como para admirar esta pequeña joya del trash basura ochentero.

Saludos transoceánicos.