Lucky Mackee es uno de esos cineastas que, como Kim Ki-Duk, lo sabe y lo aprovecha al máximo. Los objetos en las obras de estos (y muchos otros) cineastas adquieren una identidad de alter ego de los personajes humanos de una película. En “Hierro 3” son las

El cine es imagen y muchas veces lo olvidamos y ponemos a los personajes a “contarnos” sus estados interiores:
- Oh, me siento como rota por dentro...
Puaj. Rompamos su “objeto significante” y la estaremos rompiendo a ella, de forma literal, ante los ojos del espectador. Ésa es una de las maravillas del cine, que es capaz de mostrar cosas que en la vida real nos sería imposible percibir (a menos que tuviéramos rayos X en los ojos).
Para que un objeto signifique a un personaje (o a varios, o a lo que nos dé la gana) debemos sembrar bien este hecho en el primer acto. Mostrar con detalle al menos en tres ocasiones que objeto y personaje son la misma cosa, con cuidado de no caer en lo obvio y evidente pero sí en la claridad inequívoca. Para ello saquemos siempre el al objeto y luego al personaje (por ejemplo, si el objeto aparece visto en picado y a continuación el personaje es visto en picado, por poner un caso poco imaginativo pero no ando hoy muy inspirado). Si hacemos esto tres veces a la cuarta ya no necesitaremos enlazar objeto y personaje, sino que directamente cada vez que el espectador vea el objeto, inconscientemente, estará viendo al personaje.
En la serie “Hospital Kingdom” el Doctor Stegman “es” su coche (el coche, un objeto habitual para identific

Así funciona el lenguaje del cine: A + B = C. Ésta fórmula de Eisenstein que no me canso de repetir vuelve a ser la base de esta técnica, en este caso A es el personaje y B es el objeto y por tanto A = B. Esto te da una libertad creativa tremenda pudiendo sustituir a lo largo del relato A por B y viceversa y tener más variedad de planteamientos (en lugar de andar siempre machacando al personaje, de vez en cuando podrás machar a su objeto identificativo).
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